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Reflexiones sobre la evaluación de la formación

Fecha 12/08/2004  | Fuente: http://www.aefol.comFuente de la noticia  | Autor: Admin AefolContactar con el autor
Reflexiones sobre la evaluación de la formación (12/08/2004) En esta época en la que la formación que proporcionamos no vale nada si no está centrada en nuestro cliente y le satisface alguna necesidad, la tendencia es que los proveedores de capacitación vayamos derivando hacia consultores de rendimiento. Esto es, debemos ayudar a nuestros clientes para que la formación sirva para lo que la contratan: para mejorar el rendimiento del equipo humano de su compañía.

De esta suerte, si queremos sobrevivir, debemos justificar el provecho que la capacitación genera para nuestros clientes. Cada vez más, nos piden que les rindamos cuentas, y que les cuál ha sido la utilidad real de la formación.

Esto nos lleva, paradójicamente, a que la evaluación debe ser algo más que contar cuánta gente ha acabado un curso. El objetivo de la formación ya no es acabar cursos; es aprender algo útil u obtener una herramienta. Piense por un momento: si usted me preguntase “¿Qué es un ornitorrinco?” y yo le respondiese serio “Aquí tiene un diccionario. Búsquelo. Pero ya que lo usa, debe usted leerlo entero” ¿cómo se sentiría? Quizás como se sienten algunos “afortunados sufridores” de nuestras acciones formativas –por espléndidas que éstas sean.

Tenemos que abrir la mente a nuevas formas de evaluación de la formación. Si comprobamos que los participantes continúan accediendo a los cursos on-line que les ofrecemos, o si se imprimen las pantallas que contienen gráficos interesantes para su puesto de trabajo, ¿no indica esto éxito en la acción formativa?

En el fondo, es algo obvio: si el objetivo es que los participantes mejoren su rendimiento, la medición no puede pasar sólo por saber hasta dónde han llegado en el estudio. El máximo exponente de que una acción formativa ha sido útil quizás sea la constatación de que los participantes han integrado los cursos entre sus herramientas de trabajo diarias. Como un diccionario más. Un diccionario de conocimientos útiles.

Como siempre, será la comunicación con nuestro cliente –y nuestras ganas de entenderlo- lo que nos permitirá ofrecerle lo que necesita. Y creedme, es una suerte que nos pidan que les ayudemos a comprender el valor de nuestro trabajo.
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