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¿Qué representan las TIC: un puente al conocimiento o nuevo factor de exclusión?

Fecha 05/08/2004  | Fuente: http://www.elearningeuropa.infoFuente de la noticia  | Autor: David SegarraContactar con el autor
¿Qué representan las TIC: un puente al conocimiento o nuevo factor de exclusión? (05/08/2004) Es evidente que las nuevas tecnologías ofrecen interesantes y nuevas oportunidades de acceso al conocimiento. Pero al mismo tiempo su aplicación también puede convertirse en un nuevo factor de exclusión. Este artículo pretende ofrecer una primera aproximación a este tema basada en los artículos que ha ido publicando este portal.

Un breve apunte teórico puede ser muy útil para enfocar la cuestión. Según la Teoría de la información, el conocimiento tiende a concentrarse sobre si mismo. Las estructuras más ricas son capaces de acumular nueva información con facilidad. Y, por el contrario, las estructuras ‘infopobres’ tienden a permanecer como tales. En otras palabras: la distancia entre los que saben mucho y los que saben poco tiende a crecer porque los primeros acumulan información con mayor rapidez que los segundos. El carácter acumulativo de la información en estructuras cada vez más complejas parece ser una tendencia general de los sistemas, desde las sociedades humanas hasta los ecosistemas.

Este contexto enmarca las dos grandes visiones sobre el papel que desarrollan las nuevas tecnologías en las sociedades contemporáneas:

1. Las nuevas tecnologías pueden constituir un factor más de exclusión que se suma a los factores clásicos (edad, pobreza, alfabetización...). Por lo tanto las TIC pueden agravar problemas preexistentes.

2. Las nuevas tecnologías pueden ayudar a superar algunas de las exclusiones “tradicionales” ya que favorecen nuevas formas de aprendizaje y pueden beneficiar particularmente a grupos sociales alejados de la enseñanza tradicional.

Ambas visiones son claramente contrapuestas. Y, probablemente, ambas son ciertas. ¿Qué factores determinan el predomino de una u otra fuerza en un determinado grupo o contexto social?

¿Constituyen las tecnologías de la información un nuevo factor de exclusión?

Algunos artículos publicados en este portal nos van a ayudar a explorar hasta que punto las nuevas tecnologías pueden representar un factor de exclusión.

El artículo "Obstacles to Older People using Computers", de Melanie Lewin, ofrece una interesante perspectiva sobre los problemas que afectan a los ancianos. Las personas mayores son un ejemplo paradigmático ya que concentran muchos factores de exclusión: a la edad avanzada se suma la pobreza (los ancianos tienen ingresos bajos), las discapacidades (los problemas físicos arrecian), el nivel de educación (más bajo que el promedio), los elementos de género (hay muchas mas mujeres que hombres ancianos), etcétera.

En este contexto, las nuevas tecnologías han actuado hasta ahora más como un factor de exclusión que de inclusión. Las personas ancianas apenas tienen acceso a la sociedad de la información, lo cual refuerza su marginalidad en el sistema social. En Cataluña, por ejemplo, el 71,7% de los jóvenes comprendidos entre 15 y 19 años son usuarios de Internet, porcentaje que cae hasta el 4,7% para personas comprendidas entre 60 y 64 años, según el estudio "La Sociedad Red en Cataluña, publicado en el año 2002. Aunque el paso del tiempo tiende a mejorar estos porcentajes, es obvio que en las envejecidas sociedades occidentales un porcentaje muy alto de personas no tienen acceso a los cada vez más numerosos servicios que se ofrecen a través de Internet. Lo peor de todo es que muchos ancianos no manifiestan interés hacia el mundo virtual, ya que perciben que las nuevas tecnologías “no son para ellos” y tienden a auto - excluirse de ellas, según la tesis del sociólogo francés Philippe Breton (ver el artículo “Old People Feel Excluded from New Technologies”).

Queda mucho por hacer para compensar esta situación, y un buen enfoque lo proporciona el "Informe sobre Educación Especial en Europa". Cuando las necesidades educativas son muy específicas y complejas, los sistemas de e-learning deben aportar la flexibilidad de la que los alumnos carecen, y adaptarse a contextos muy concretos. Y, sobretodo, deben integrarse en una propuesta educativa global y coherente. De nada sirve ofrecer unas pocas clases sobre ordenadores a los ancianos si luego estos no tienen a quien realizar las infinitas pequeñas consultas que el cotidiano manejo de la informática suscita para un inexperto, por ejemplo. Hay que ofrecer un servicio educativo y formativo muy adaptado a unos entornos y a unas características muy específicas.

Según la "Carta para la Inclusión Digital y Social", la brecha digital “es un fenómeno multidimensional que incluye barreras de muy diverso tipo. Algunas de ellas –que resultan muy preocupantes- son de naturaleza mental, de manera que la educación es la mejor estrategia para enfrentarse con estos problemas. Algunos de ellos, como la falta de confianza o de motivación están en el lado del usuario, pero también hay barreras en la producción de los sistemas e-learning, como el desarrollo de sistemas excesivamente formales, tecnologías no adaptadas, ausencia de contextos significativos y metodologías generalistas que no prestan la atención necesaria a los contextos culturales y sociales.”

¿Son las nuevas tecnologías un factor de inclusión?

De otro lado, algunos informes han detectado en las nuevas tecnologías un potencial interesante de inclusión. Por ejemplo, un estudio realizado en España sugiere que los alumnos con menor motivación y con peores notas son los que experimentan una mayor mejora cuando se introduce el ordenador y los materiales digitales en la enseñanza (ver el artículo "Un estudio experimental sobre el impacto del ordenador en el aula"). Según esta línea argumental, las nuevas tecnologías pueden ejercer un papel ‘redistribuidor’ del conocimiento al impulsar el ritmo de adquisición de información de los que saben menos, acercándolos a los estándares de los que saben más. Ello es así porque las nuevas tecnologías inciden sobre dos aspectos esenciales: la motivación y los procesos de aprendizaje.

En relación a la motivación resulta revelador el análisis que realiza Wendy Jones en su artículo The BBC and e-learning. Los recursos y plataformas de diverso tipo que ha puesto en marcha la BBC (televisión interactiva, telefonía móvil, websites, etcétera) ha permitido a esta corporación llegar a segmentos de público que son muy reacios a las propuestas formales de aprendizaje. Según explica Jones, “los entornos creados por las nuevas tecnologías pueden romper las barreras al aprendizaje, sobretodo entre los jóvenes. Para la mayor parte de la “generación pantalla” la nueva tecnología es inherentemente atractiva y las TIC se vinculan al ocio”. El paso de los juegos de computador o del mando de la TV interactiva al e-learning puede ser relativamente sencillo.

En cuanto a los procesos de aprendizaje, obviamente las nuevas tecnologías movilizan una cierta diversidad de procesos cognitivos. Por ello es más fácil que un sistema multimedia se adapte a estilos de aprendizaje particulares. Esto favorecerá a una mayor diversidad de alumnos y puede promover un acceso al conocimiento más homogéneo. Adicionalmente, tal y como destaca el profesor Tony Bates, “los sistemas multimedia permiten una construcción mental más rica que el texto linear clásico”.

Algunas características de las nuevas tecnologías parecen favorecer su papel inclusivo. Muchos proyectos de e.learning trabajan en entornos informales e introducen aspectos lúdicos; a menudo se incluyen modelos participativos basados en juegos y simulaciones; la diversidad de recursos (textos, animaciones, videos…) estimulan diversos estilos de aprendizaje…. Pero para que puedan jugar su papel inclusivo, es necesario que el acceso a las nuevas tecnologías se produzca en el entorno adecuado, del que desde luego carecen los colectivos excluidos.

Conclusión

En determinados contextos parece claro que las nuevas tecnologías pueden ayudar a distribuir mejor el conocimiento. La información seguirá teniendo tendencia a acumularse sobre si misma, pero las TIC pueden favorecer que las unidades menos favorecidas estén más irrigadas de información. Y es muy posible que puedan ayudar a homogeneizar los ritmos de aprendizaje.

Pero para ello se requiere la existencia de unas condiciones mínimas de acceso, a partir de las cuales las TIC pueden ayudar a romper el obstáculo de la falta de motivación y de la poca información previa. Cuando el problema de marginalidad es importante y no existen unas mínimas condiciones de acceso a los sistemas informáticos, las nuevas tecnologías potencian la marginalidad existente añadiendo un nuevo elemento de exclusión.

¿Cómo evitar el lado negativo de las TIC y potenciar su aspecto positivo? Se trata de garantizar la igualdad en las condiciones de acceso, algo que tiene mucho más que ver con la alfabetización mediática que con el acceso a la tecnología. En los próximos años seremos testigos de multitud de proyectos en este sentido. De hecho empiezan a haber tantas iniciativas que el proyecto eLearning for eInclusion ha elaborado una taxonomía propia: una Biblioteca Digital en la que reúne numerosos proyectos clasificados por el tipo de problema de inclusión y por la solución que aportan

El número de proyectos cuyo objetivo es lograr la inclusión digital va a crecer exponencialmente en los próximos años. El reto es aprender suficientemente de ellos para poder diseñar un marco de conocimiento estructurado. Hay que potenciar mucho la investigación sobre los factores de exclusión y sobre las características de los diversos grupos sociales excluidos.
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